jueves, 13 de febrero de 2014

Poesía grabada a fuego

Llevo tu poesía tatuada a fuego en mi espalda.
Llevo cada una de tus estrofas,
estampadas en mi pecho.
Cada uno de tus versos,
clavados en mi corazón.

Te aspiro.
Te aspiro lentamente en cada cigarrillo,
y al llegar a mis pulmones,
intercambias palabras con mi sangre.
Así comienza a correr tu métrica por mis venas
y tu rima por mis arterias.

Te llevo en mi pecho,
cada latido lleva tu nombre.
Y así llegas a cada rincón de mi cuerpo,
bombeo a bombeo.
Desde el primer capilar de mi cráneo,
hasta el ultimo vaso de mis pies.

Paseas toda mi anatomía así,
hasta que decido nombrarte.
Y al intentar hacerlo,
te me atraviesas en la garganta y te toso.
Te escupo, y quedas fuera de mi.

Pero tranquilo, me acordaré de ti.
Tus secuelas son irreparables.
Porque llevo tu poesía tatuada en la espalda.
Y tus versos clavados en mi corazón.